martes, 16 de agosto de 2016

Café Medicinal (II)

Hoy os traemos una nueva entrega de nuestro "Café Medicinal" dónde recogemos testimonios, experiencias y vivencias de profesionales de la salud.

Os presentamos a nuestra invitada. Ella es especialista en Neumología desde hace un año, que finalizó su período de residencia en un hospital público. Actualmente desarrolla su trabajo en centros privados (hospital internacional y red de policlínicas) y realiza su tesis doctoral en la Universidad de Málaga. Hasta hace dos meses compaginó esta actividad con una beca en la Unidad del Sueño del hospital donde se formó.

Os dejamos con la entrevista.

Recuerda cuando empezaste la residencia, ¿Con que palabras definirías este periodo? ¿Por qué?

No recuerdo en mi vida momento de mayor ilusión y felicidad que cuando escogí mi plaza y comencé la residencia. La definiría como un período de incertidumbres, confrontación de la realidad de la profesión y asunción de gran responsabilidad desde el minuto cero. Durante la carrera sólo aprecias pequeños retazos de lo que supone tu actividad laboral, por lo que el inicio de la residencia es una inmersión radical en un trabajo del que conoces la teoría pero nada más. Supongo que en muchas profesiones pasará lo mismo con la diferencia de que aquí te ves, en menos de lo que te imaginas, con una persona delante que te pide ayuda en lo referente a lo más importante: su salud. Ya la que tienes que dar una solución evitando en todo lo posible errores. Si a esto unimos que te lanzan a la primera línea de fuego (las urgencias) con una mínima supervisión y pasas, después de dedicar 6 años de tu vida (más un año de MIR), a ser el ultimísimo eslabón de la cadena, creo que se puede entender la frustración y ansiedad que te llega a generar este período inicialmente.

¿Qué diferencias encuentras entre ser residente y ser adjunto?

No hay demasiada diferencia entre ser residente mayor y adjunto “novel”: dónde vayas, vuelves a ser el “novato” o “recién terminado” y de nuevo tienes que vencer recelos entre los pacientes y tus compañeros. Hay que continuar estudiando porque, además, ya te conviertes en alguien completamente autónomo en tu trabajo. Tú debes tomar decisiones y resolver problemas en el momento; luego ya podrás, con suerte, comentar el caso con los compañeros. En mi opinión es un trabajo más solitario (quizás también se deba a que no desarrollo mi trabajo en un servicio de un hospital público). 

¿Qué has aprendido al dar este “salto”?

Sobre todo he aprendido que, siendo adjunto, debes conservar la mayor parte de las actitudes y herramientas que te llevaron a completar tu residencia con éxito. Acordarte siempre de que un día fuiste residente, continuar trabajando en equipo, tener un mínimo de humildad para valorar lo que hacen mejor los demás y que te sirva para superarte, estudiar y actualizarte siempre, y tener claro que, aún siendo adjunto, no puedes tener todas las respuestas a la cuestiones que se te planteen en tu carrera. 


En tu especialidad concreta ¿Qué porcentaje de responsabilidad en el éxito del tratamiento tiene un paciente con enfermedad crónica?

Un paciente tiene el 80% de la responsabilidad del éxito del tratamiento en su patología crónica. Con esto no quiero decir que todo el trabajo lo haga él, pero sí depende mucho de su actitud ante la enfermedad, su entorno socio-económico, su buen cumplimiento del tratamiento prescrito, el abandono de hábitos no saludables… Reservo el 20% para el trabajo del médico que lo diagnostica, intenta ajustar el tratamiento más adecuado, le informa correctamente y le hace partícipe en mejorar su calidad de vida.

En el caso de enfermedades pulmonares crónicas, donde el mejor tratamiento es dejar de fumar, pero el paciente incumple ¿Cómo te hace sentir?

Inicialmente, a mi me frustraba muchísimo que mis pacientes, pese a los consejos que le daba, continuaran fumando. Pensaba bastante en qué estaría haciendo mal o qué me había faltado para empujar definitivamente a ese fumador a que lo dejara. Después valoré que, como en todos los hábitos y adicciones, hay una parte muy importante que depende del paciente. El médico no puede hacerlo todo. Por tanto ahora me centro en cumplir lo mejor posible esa parte médica (información, motivación, ayuda, disponibilidad siempre) y que el paciente que no cumple vea en mí la oportunidad constante para dejar de fumar en lugar de un gestor del fracaso.

En el caso expuesto ¿Qué puedes hacer como profesional para motivar al paciente y conseguir el cumplimiento terapéutico?

He descubierto (supongo que como muchos) que no hay un solo motivo para dejar de fumar, sino tantos como pacientes fumadores. Mi objetivo es siempre ayudar al paciente a que encuentre cuál es su motivación y hacerla fuerte, acompañándola de cambios cognitivo-conductuales que le supongan, finalmente, la modificación de su estilo de vida. Por supuesto, como médico, también intento tratar los síntomas de dependencia físicos, si son importantes, para allanar un poco el camino y ayudar a mantener esa abstinencia en las primeras semanas. Todo ello siempre consensuado con el paciente que es el protagonista en este proceso.

¿Qué factores determinan el éxito de un plan para dejar de fumar? ¿Qué espera un paciente que desea dejar de fumar de un profesional de la salud?

El éxito para dejar de fumar radica en que el paciente esté motivado a hacerlo, tenga un ambiente social que le apoye y ayude en el camino y disponga de las herramientas necesarias para superar los escollos que encontrará en el proceso. El paciente espera de un profesional de la salud que entienda por lo que está pasando y a lo que se va a enfrentar. Yo personalmente nunca he fumado, pero puedo ver en la cara de los pacientes el cambio de actitud que se produce cuando les muestro que entiendo lo que sienten y lo que significa para ellos el tabaco. Ahí pasan de sentirse “señalados” por su hábito insano a comprendidos y acompañados en el tremendo esfuerzo y superación que significa dejarlo.

En la actualidad aparecen muchos tratamientos para dejar de fumar a través de hipnosis, naturopatía, etc ¿Cuál es tu opinión sobre estas alternativas? ¿Pueden resultar perjudiciales?

Estas alternativas le han sido útiles a bastantes pacientes, y pienso que, bien administradas y en manos de profesionales, podrían ser un complemento a las terapias de deshabituación al igual que las técnicas de relajación, yoga, etc. Las consideraría perjudiciales si no se acompañan de un cambio del estilo de vida del paciente, porque el problema del fumador no es sólo que consume cigarrillos, sino todo el ritual y contexto personal y social (sedentarismo, ansiedad, exclusión social, escaso tiempo para desarrollo personal o de aficiones, estrés laboral o familiar…) que acompaña a ese hábito. Si no cambiamos eso, el éxito a largo plazo se ve comprometido. 

Por último, dinos una frase o cita con la que te identifiques.


No hay nada imposible, sólo matemáticamente improbable.

Esperamos que os haya gustado.

¡Hasta el próximo café!

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